Organiza tu día:
Apunta en un papel: Tu horario de trabajo y horario de “obligaciones fijas”. Las obligaciones fijas son aquellas que tenemos que hacer sí o sí, porque, en principio, no las puede hacer otra persona.
Estas son: Llevar a los niños a tal actividad, acompañar al abuelo a algún sito concreto todos los días o una vez por semana, etc. ¿Podrían hacerlas otras personas? Muy probablemente sí, pero de momento las vamos a tratar como una obligación más.
Pon en otro apartado todas aquellas cosas que tienes que hacer por obligación pero que no tienen horario, es decir: tareas domésticas (limpiar, cocinar, lavar), estudiar, ir al gimnasio (cuando hay necesidad imperiosa), visitar a nuestros mayores, etc.
Ahora junta todo esto. Haz un calendario con todas estas cosas, como los que hacíamos con las asignaturas del colegio. Coloca en su lugar todo lo que tiene horario (trabajo, actividad extraescolar, rehabilitación) y asígnale hora a todas las demás obligaciones.
Marca en rojo el trabajo y las obligaciones de horario determinado a las que no quieres renunciar. Llevar a tus hijos al fútbol puede hacerlo tu pareja, pero si tú disfrutas ese momento y no quieres renunciar a él. Vamos a catalogarlo como obligación inamovible.
Marca en amarillo aquellas obligaciones que otra persona puede hacer. Más adelante pactaremos el que estas obligaciones no sean exclusivamente nuestras.
Coloca y marca en verde todo lo demás. Es muy importante que le des plazo a tareas que nos cuesta tanto trabajo hacer (en mi caso me cuesta un mundo ponerme a limpiar la casa), razón de más para organizarlas. Si les damos un horario asumimos que tenemos que hacerlas y cuando; Si no se lo damos pasaran dos cosas: retrasaremos su ejecución y tendremos un gran estado de estrés sólo de pensar que tenemos que hacerlo y no lo hemos hecho aún.
Si te fijas es como un semáforo: Rojo para lo que no se puede mover, amarillo para lo que está en proceso de negociación o cambio y en verde lo que podemos cambiar de hora si es necesario.
Ahora echa un vistazo a tu semana, ¿está todo ordenado y bien puesto? ¿Sí? Pues continuemos
Es muy importante que tengas en cuenta una cosa a partir de ahora:
El resto del tiempo libre que queda en tu horario es tuyo
Esto implica que: no tienes por qué hacer actividades que te coman tiempo y que no te sirvan para nada, no tienes por qué estar pendiente del teléfono continuamente, no tienes por qué aguantar las historias de tal o cual que ni te va ni te viene pero que eres demasiado educadx para decirlo. Siendo más gráfica:
Eres el delegado de padres de tu clase ¿qué haces?: informar a un montón de padres de las cosas de sus hijos, te has ofrecido tú porque nadie lo quiere ser, y mil cosas más. Muy bien ¿realmente quieres hacerlo, te gusta, te aporta algo positivo? Clasifiquemos las respuestas:
Mayoría de “Síes”: es genial que tengas una actividad que te motive tanto
Mayoría de “Noes”: ¿Por qué no te inventas una excusa super creible y super educada y destinas todo ese tiempo (que es mucho) en cualquier otra cosa que te llene verdaderamente? Si este es tu caso y tu único “sí” es que te aporta algo positivo, valora muy detenidamente el beneficio y si este beneficio lo puedes obtener de una forma que te guste más. No te preocupes por tu clase que ya aparecerá otra alma caritativa que se quiera encargar de esto.
Analiza todas estas actividades extra que tienes y valora si verdaderamente te sirven de algo o las haces solo por una supuesta obligación que no existe o porque nadie más quiere hacerlas
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